Escrito por Miguel Candel
No veo cuál es el problema de reformular los llamados "derechos colectivos", como hace Domènech Benet, como derechos individuales ejercidos o reclamados colectivamente . La confusión viene, me parece, de que una acción colectiva añade un plus (eso que autores como John R. Searle y otros llaman "realidad social") a la acción individual. Pero el "locus" de ese plus (perdón por los latinismos) se halla "físicamente" en la conciencia de los individuos, no en una especie de Espíritu transpersonal hegeliano, me parece a mí.
Esta concepción no impide admitir que, de hecho, todos los derechos que han acabado siendo reconocidos han surgido de movimientos colectivos sin personalidad jurídica previa (personalidad que se ha conseguido precisamente junto con el reconocimiento de los derechos). Pero insisto: la base última de todos esos procesos es el individuo o persona física. Thatcher no tenía razón (o, más bien, exageraba) cuando decía que "la sociedad no existe". Sí que existe (en sentido fuerte, no metafórico), pero sólo en la mente de los individuos que interactúan socialmente, condicionando físicamente dicha actuación. Ésta es la irreductible verdad del liberalismo original, en absoluto incompatible con el socialismo (salvo deformaciones estalinistas de este último).
No veo cuál es el problema de reformular los llamados "derechos colectivos", como hace Domènech Benet, como derechos individuales ejercidos o reclamados colectivamente . La confusión viene, me parece, de que una acción colectiva añade un plus (eso que autores como John R. Searle y otros llaman "realidad social") a la acción individual. Pero el "locus" de ese plus (perdón por los latinismos) se halla "físicamente" en la conciencia de los individuos, no en una especie de Espíritu transpersonal hegeliano, me parece a mí.
Esta concepción no impide admitir que, de hecho, todos los derechos que han acabado siendo reconocidos han surgido de movimientos colectivos sin personalidad jurídica previa (personalidad que se ha conseguido precisamente junto con el reconocimiento de los derechos). Pero insisto: la base última de todos esos procesos es el individuo o persona física. Thatcher no tenía razón (o, más bien, exageraba) cuando decía que "la sociedad no existe". Sí que existe (en sentido fuerte, no metafórico), pero sólo en la mente de los individuos que interactúan socialmente, condicionando físicamente dicha actuación. Ésta es la irreductible verdad del liberalismo original, en absoluto incompatible con el socialismo (salvo deformaciones estalinistas de este último).
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